Creemos que cuando nos ofenden o cometen con nosotros una injusticia o un atropello, la persona que lo hizo, debería venir arrepentida a nosotros para tratar de reivindicar su culpa y enronces nosotros sentiremos alivio y ya todo quedará bien, pero no es así .
Cuando alguien parece habernos dañado, la primera reacción que tenemos es de enojo, nuestras celulas funcionan en reacción a esa ira y se van directo al hígado se instalan como toxinas, Y éstas toxinas, aportan un legado de intoxicantes en nuestro cuerpo que fluirá por un tiempo en el torrente sanguíneo, haciendo que las funciones orgánicas ya no sean óptimas. Ésa sería la parte biolígica de lo que un acto que me agrede me genera en el organismo, si yo no lo sé encausar,y que mientras me encuentre resentido, repetirá mi cuerpo esa toxicidad cada vez que evoque lo que sucedió.
La fórmula para hablar del perdón es hablar de entendimiento por un lado y de dejar ir por otro lado.
Entendimiento porque si no me lo tomo personal, no hay ofensa, porque si entiendo que a veces me dañan sin querer, no hay ofensa, porque si dejo ir el pensamiento de que fuí agredido, no hay ofensa. Y aún si alguien me ofende a propósito, si no quiero recibir la ofensa, no la habrá. Entonces, el perdón resulta un alivio que es para uno mismo porque uno mismo dejará de cargar con el lastre de la ofensa, de la serie de suposiciones , conjeturas y pérdida de energía que significa todo lo que el rencor alimenta.
Los toltecas tenían en su filosofía como un precepto, el no tomar lo que te dicen o hacen como personal. El perdón para otros significa entonces soltar la idea de que fuimos ofendidos, dejar ir, continuar adelante sin desgastarse, ni enfermar el cuerpo con toxinas. Por eso el perdón es sanador. y FUNCIONA A LA INVERSA DE COMO A MUCHOS NOS HAN ENSEÑADO !
